Soy más fértil cuando te tengo
dentro, como un hijo.
Arraigan tus dedos raíces
leñosas;
eclosionan los pámpanos
de blancura y jolgorio.
Soy más fértil cuando me
trabajas
con hierros de labriego,
fríos sobre lo cálido.
Arrancas la vida de mis
áridos roquedales.
Soy más fértil cuando en mí clavas
el bastón de las aguas.
Haces brotar ríos
llenos de algas y peces
que se enredan en salino.
Soy más fértil cuando recoges tu cosecha.
Y de mí
finalmente
no queda nada.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
sábado, 1 de diciembre de 2007
1 de enero
Canto callada
con sonidos ultrasónicos:
una dama pública no hace ruido.
Canto
y parece una oración
al desierto,
un mantra de mi particular
danza de la lluvia.
Llueve.
Llueve por todas partes,
y cubre
los muebles
mi ropa
mi cara.
Llueve tierra –tic,toc, hace
al caer
y Noé construye un arca
con los perros
que acudieron a mi llamada.
Canto para que
las nubes
se estrujen con furia;
salgan rayos.
No lo hace una dama pública,
pero hoy,
conscientemente,
dejo que lo veas.
Es un castigo.
con sonidos ultrasónicos:
una dama pública no hace ruido.
Canto
y parece una oración
al desierto,
un mantra de mi particular
danza de la lluvia.
Llueve.
Llueve por todas partes,
y cubre
los muebles
mi ropa
mi cara.
Llueve tierra –tic,toc, hace
al caer
y Noé construye un arca
con los perros
que acudieron a mi llamada.
Canto para que
las nubes
se estrujen con furia;
salgan rayos.
No lo hace una dama pública,
pero hoy,
conscientemente,
dejo que lo veas.
Es un castigo.
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Invierno,
Poemario de la Entrega
domingo, 18 de noviembre de 2007
25 de diciembre
A veces leo el diablo en las caras de la gente.
Desde ese momento no hay punto de retorno:
van convirtiéndose en trolls
que pierden la humanidad con cada mueca.
Saltan y ríen
haciéndose pesados sobre nuestros hombros,
sobre nuestras manos que no saben qué las sujeta;
y leo en sus saltos cansados, en sus lenguas
Que algún día fueron altos y ligeros
Y se movían gráciles, amando y flotando sobre todos nosotros.
Desde ese momento no hay punto de retorno:
van convirtiéndose en trolls
que pierden la humanidad con cada mueca.
Saltan y ríen
haciéndose pesados sobre nuestros hombros,
sobre nuestras manos que no saben qué las sujeta;
y leo en sus saltos cansados, en sus lenguas
Que algún día fueron altos y ligeros
Y se movían gráciles, amando y flotando sobre todos nosotros.
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diablo,
Invierno,
Poemario de la Entrega
domingo, 21 de octubre de 2007
9 de julio
No hay personas más ilusionadas que nosotras
con más proyectos
con más ideas
más unidas.
No hay personas más grandes
ni que vayan a ser más grandes.
No hay nadie que discuta con más ímpetu,
con tantos argumentos.
No hay nadie que quiera más
ni que tanto desee conocerse y conocer,
informarse;
tomar posesión del mundo.
El mundo es nuestro.
No hay nadie más poderoso que nosotras.
No hay nadie que tanto emprenda.
No hay personas más inquietas;
dominamos el verbo y
las intenciones.
Hacemos.
No hay nadie que vaya a ser más grande.
No hay nadie más grande que nosotras.
No hay nadie más grande que nosotras.
El mundo es nuestro.
con más proyectos
con más ideas
más unidas.
No hay personas más grandes
ni que vayan a ser más grandes.
No hay nadie que discuta con más ímpetu,
con tantos argumentos.
No hay nadie que quiera más
ni que tanto desee conocerse y conocer,
informarse;
tomar posesión del mundo.
El mundo es nuestro.
No hay nadie más poderoso que nosotras.
No hay nadie que tanto emprenda.
No hay personas más inquietas;
dominamos el verbo y
las intenciones.
Hacemos.
No hay nadie que vaya a ser más grande.
No hay nadie más grande que nosotras.
No hay nadie más grande que nosotras.
El mundo es nuestro.
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Nosotras,
Poemario de la Entrega,
Verano
viernes, 19 de octubre de 2007
lunes, 13 de agosto de 2007
2 de julio
Erais como gatos
-os amabais a mordiscos-
con curiosidad infantil
de quien descubre el cuerpo
y le gusta.
Erais como gatos
cuando os colocabais frente a frente,
alerta,
y comenzabais la lucha ceremonial
sin concesiones:
un brazo-pata sobre otra pata-brazo,
clavando las uñas con la fuerza
necesaria;
unas veces de frente,
otras a la espalda.
Los dientes inmovilizando la carne,
estableciendo las tornas de
poderes.
Exactamente como gatos.
Deberíais tener pelo
negro o blanco;
pelo suave y pellejo.
Así, desnudos
parecéis frágiles
y no os podéis transportar
por la coronilla.
Erais como gatos:
elegantes, ajenos, ingenuos
y temibles.
Disfrutando con
el juego,
disfrutando
de su amor cachorro.
-os amabais a mordiscos-
con curiosidad infantil
de quien descubre el cuerpo
y le gusta.
Erais como gatos
cuando os colocabais frente a frente,
alerta,
y comenzabais la lucha ceremonial
sin concesiones:
un brazo-pata sobre otra pata-brazo,
clavando las uñas con la fuerza
necesaria;
unas veces de frente,
otras a la espalda.
Los dientes inmovilizando la carne,
estableciendo las tornas de
poderes.
Exactamente como gatos.
Deberíais tener pelo
negro o blanco;
pelo suave y pellejo.
Así, desnudos
parecéis frágiles
y no os podéis transportar
por la coronilla.
Erais como gatos:
elegantes, ajenos, ingenuos
y temibles.
Disfrutando con
el juego,
disfrutando
de su amor cachorro.
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