Soy más fértil cuando te tengo
dentro, como un hijo.
Arraigan tus dedos raíces
leñosas;
eclosionan los pámpanos
de blancura y jolgorio.
Soy más fértil cuando me
trabajas
con hierros de labriego,
fríos sobre lo cálido.
Arrancas la vida de mis
áridos roquedales.
Soy más fértil cuando en mí clavas
el bastón de las aguas.
Haces brotar ríos
llenos de algas y peces
que se enredan en salino.
Soy más fértil cuando recoges tu cosecha.
Y de mí
finalmente
no queda nada.
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