Yo
soy terrestre y
caduco como los árboles
y las crisálidas.
Tú
en cambio
eres celeste y te elevas
posándote sobre las montañas
y los valles.
Dominas el trueno y
haces caer la lluvia
sobre mí.
Gélida
es la noche,
con sus luces minúsculas y fragmentadas.
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